domingo, 15 de septiembre de 2013

UNA MANTA DE PULGAS





No me importa desvelarme por la noche, si lo que me quita el sueño es el bienestar de mi familia, ayudar a un amigo o amiga, o preocuparme para que todo vaya bien en mi trabajo.

A eso lo llaman responsabilidad.

Pero esta palabra la han maltratado a lo largo de la historia.


Hubo un tiempo que la responsabilidad, la verdad y el honor caminaban juntas de la mano. Los románticos (que no somos pocos) todavía caminan por el mundo a lomos de un viejo rocín orquestando nobles batallas y contiendas en pos de la verdad, el honor y el amor.

Hoy dicen que el valor real del significado de esa palabra no tiene sentido ni base alguna, y sobre todo, que no tiene fundamentos, o al menos eso es lo que nos están haciendo creer.

Qué tiempos aquellos, donde ese sustantivo en su forma más arriesgada y verdadera formaba parte de nuestra cultura, de nuestra enseñanza. Formaba parte de nuestra base social, y nuestra acciones y palabra eran más valiosas que todo el papel firmado.

Eso fue el declive de esta palabra, tener que firmar tus actos o tú palabra porque una rubrica en papel es más importante que nuestra propia voz.

RESPONSABILIDAD

Hemos infravalorado y perdido el respeto a esta palabra, hasta tal punto que nos la hemos quitamos de encima cuando nos ha apetecido, como si de una manta llena de pulgas se tratara, y todo lo aprendido de ella, se esfuma como el humo de una colilla pisoteada.

Pero es curioso, vivimos de esta palabra, nos jactamos de ella por la cantidad de responsabilidad que somos capaces de desempeñar. Profesionalmente hablando, nuestro estatus económico y social, depende o dependerá del grado o nivel de responsabilidad que tengamos.

La responsabilidad que tenemos con nuestra familia, con nuestros hijos y con su educación, con procurarle su correcto estado físico, con su calidad de vida día día. La responsabilidad que tenemos con nuestra pareja, con los amigos, con nuestros vecinos, con nuestros compañeros de trabajo o clase. Son muchos los campos y estados donde se requiere que el uso correcto de esta palabra sea fundamental para el convivir en esta sociedad.

Tiene mucho valor esta palabra.

Un padre y una madre son responsables de sus hijos, en todos los aspectos, en cuidarlos y, en como serán en día de mañana.

Un profesor es responsable de procurarle la mejor educación en ese momento al alumno o alumna.

Un médico, una cirujana, un pediatra, una ginecóloga. Son responsables de la calidad de la vida individual y colectiva de nuestra sociedad.

El arquitecto es responsable de crear un hogar estable y duradero....

Con este lado bueno de la responsabilidad podría estar hasta el infinito, pues esta palabra está en todos y cada uno de nuestro manuales del bien hacer las cosas del día día, tanto literal y enumerado bajo disciplina impuestas por normativas, como de forma abstracta o por el sentimiento individual que cada uno tenga al respecto o sea capaz de desarrollar ante la sociedad.


El pasado 24 de julio en España se hizo la oscuridad. 79 estrellas perdieron su luz cuando viajaban en un tren con destino a sus vidas. Ocurrió en Santiago de Compostela, por antojos del destino, pues pudo pasar en Toledo, Guadalajara o Córdoba , o en cualquier punto del territorio español.

Un hombre salió al frente, y de su voz, sin hacer falta ninguna firma en un papel, asumió toda la responsabilidad de aquel desastre, (mucho desastre para un sólo hombre para mi).

Ahora, el juez, perplejo por el funcionamiento de tan particular transporte bala, llama a la puerta de los altos cargos y directivos de este transporte bala, que tras sus enormes mesas de roble, o pino, o caoba, lo primero que hicieron fue sacudirse la manta de pulgas de encima.

Que tragedia esa tarde a tres kilómetros de su destino, que injusta es esta vida aveces.

Contra los accidentes y la casualidad no podemos luchar, pero si podemos y debemos coger de la corbata de aquel o aquella que por su inoperancia y su falta de responsabilidad hicieron de ese accidente una excusa y no fueron capaces de asumir sus responsabilidades.


Queridas y queridos amigas y amigos. Podemos, no, debemos de exigir la máxima responsabilidad de aquellos que están a nuestro alrededor.

Empezando por uno mismo y siendo fiel y justo con lo que hacemos y diferimos a los demás,­ podemos, es más, debemos de exigirle al que esté a nuestro lado que sea responsable de sus actos, para lo bueno y para lo malo.

Y por favor, aquellos y aquellas que nos miran por encima del hombro, que su estatus les protege del bien y del mal, están equivocados, no vale protegerse dentro de una manta llena de pulgas y después tirarla sin más.

Aquel accidente fue una tragedia, pero muchos, creo, escurren el bulto y se sacuden las pulgas.


Buenas noches vecinas y vecinos.........

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