LA TERCERA MEJILLA...
No recuerdo bien donde leí, que:
“EL QUE MENOS PIERDE ES, EL QUE MENOS
DA”
No le falta razón verdad..!!
Pero me niego a vivir así, con esa
excusa pusilánime que nos hace ser menos humanos, y sobretodo,
peores personas.
Vivimos dentro del rencor y la envida;
en la sospecha continua y en la simple y absurda contradicción con
los demás.
Ya no solo basta con vernos nuestro
propio ombligo y creernos el puto centro del universo. Ahora buscamos
ansiosos el ombligo del que está nuestro lado, para comprobar que
está peor que el nuestro, y así aliviarnos en nuestra envenenada
existencia. Y si no es así, si su ombligo está tan limpio que da
asco verlo, lo llenamos de mierda si es necesario, para con ello
satisfacer nuestra enrevesada locura.
No soy persona de vivir postulando
protegido desde la barrera. Salgo al coso. ¡¡Frente al tendido 7
cojones!!. Y sé perfectamente que voy hecho un mamarracho vestido de
torero. Lo sé y no hace falta que desde la sombra elucubres y te
jactes (de mi) de esa persona que se nuestra, que se arriesga y, que
en esos momento lo está dando todo por los demás, hasta por ti
también, que lo sepas. Se oyen tus susurros, tus “elocuencias”,
no ves que son pedos y eructos lo que sueltas a viva voz . No te
enteras que los demás tenemos más vergüenza y más respeto que tú.
Y esos triunfos de los que alardeas, esas absurda chanzas y
exabruptos sin sentido donde te parapetas. No son mas que otra
persona que te deja, otro amigo o amiga que te olvida. Pero hay más
gente en mundo que te rodea verdad, un mundo entero que destruir,
cierto.
Si, voy hecho un fantoche de
banderillero, de domador de pulga, de cuenta cuenta-cuentos, de
amigo, de Peter Pan. Lo sé perfectamente y además estoy de acuerdo
con ello.
Pero yo al menos siento el albero en
mis píes, y huelo la sangre, y el miedo, y procuro arrimarme al
envite lo mejor que pueda. Y tú mientras dónde estás. Tú estás
justo allí, arriba, en el palo de la bandera, mirando todo con unos
prismáticos, a mil kilómetros de estas sensaciones que alimentan
las alma. Sensaciones que jamás te podré explicar, porque no son
formulas matemáticas, las tienen que sentir, las tienes que vivir.
Pero tú todavía no dispones de esa capacidad, y los sabes. Ni te
puedes imaginar lo que es un sonrisa de agradecimiento, una lágrima
de emoción, un gracias por este momento por este instante.
Los pájaros de mi cabeza los conozco
perfectamente, hace tiempo que viven ahí conmigo y, hace tiempo que
los dejé volar en libertad. ¡¡Y no quieren irse de mi lado!!, será
por algo digo yo.
No quiero vivir sin recibir unos buenos
días a cambio de los míos. ¡No!, enteraros. No pasa nada por
contestad. Esa actitud nos os hace ni más fuertes ni más
inteligentes.
Si no eres capaz de aportar, al menos
no interfieras o destruyas, o peor aún, no menosprecies la labor del
que si lo hace.
Vivís en una continua critica a los
demás para tapar vuestra ineptitud y vuestra incapacidad.
Afortunadamente una cosa sí que sé, y
es segura y cierta como que mañana saldrá el sol.
Los corazones y las almas de las
personas nobles están hechos y hechas de cicatrices. Y esas
cicatrices son fruto de un dolor, de una perdida, de un dar sin
recibir nada a cambio. ¡De sentir el albero en nuestros píes!
Claro está que el que nada aporta,
nada pierde, y tienen impolutos sus corazones y almas. Qué fácil es
para esta gente escupir palabras como balas de cañón, que perforan
y rompen en un segundo corazas tan fuertes como el amor, la amistad o
la bondad, Y sin prejuicio alguno, además con unas convicciones
aplastantes. Se creen que todo el mundo está podrido como ellos o
ellas. Las hienas actúan igual. Alaban con sus sonrisas farsas la
cacería de la leona, y cuando la carroña escasea, una de ellas, la
más grácil y sumisa, lidera el ataque mortal contra aquella leona,
aquella que estuvo alimentándolas durante un tiempo.
Y aún ha sabiendas que terminarán
solos y solas en su penosa existencia, no cejan en su empeño y no
paran de echar vinagre en las heridas infligidas. Quieren arrasar
todo aquello que tocan como el napalm, porque son pirómanos de la
relación humana y de la relación social.
Yo con una simple tirita detengo y paro
la hemorragia de mi alma en este momento, y sigo con mi vida, y sigo
con mi camino, en busca -seguro- de otra cicatriz.
Pero aquellos que os alimentáis de ese
veneno, que sepáis que vuestro antídoto es, más veneno. Y vuestro
corazón se os hace cada vez más pequeño, hasta que desaparece en
el olvido.
Ahora es tiempo de gachas, de migas en
la lumbre, de “cuchará y paso para atrás”.
Pues yo me quedo ahí atrás, poniendo
otra tirita nueva en mi alma. Me quedo atrás blandiendo mi cuchara
en alto, como si fuera esa espada con la que la juego en mi “País
de Nunca Jamás”, pues regreso allí, con mis piratas y con mis
indios, a jugar con los niños perdidos. Por un segundo, por vuestra
culpa, me olvidé de ese estado, me olvidé de ellos. Y ese olvido
reabre una cicatriz que me costó mucho cerrar.
Que os aproveche las migas y tened
presente una cosa bien clara: esas vianda, esos torreznos y
morcillas, alguien las puso ahí con cariño para que vosotros las
disfrutéis.
….que tal vecinos y vecinas. Si, hoy
he colgado la bandera pirata en mi balcón, junto a un puñetazo en
la mesa. No cuelgo nada desde hace tiempo, y no son por artículos,
que los tengo, pues hay y ha habido tela que cortar desde entonces,
pero este de hoy es un manotazo o una reprimenda a esos abusones y
matonas que van por la vida dando la puta lata sin el más mínimo
escrúpulo. Si, tú, y tú y tú también....de que lado lees este
escrito.
Y para aquellos que se preguntan por el
titulo de esta publicación. Pues bien fácil es. Las escrituras
sagradas cristianas nunca hablaron de la “Tercera Mejilla” porque
después de ofrecer la segunda mejilla, en la tercera, Jesús, del
puñetazo que le dio a ese pesado matón, lo vistió de limpio.
Besos y abrazos.....ya sabéis que
tengo para todos y todas, aunque hoy los tengo contados.
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