domingo, 28 de abril de 2013

UNA DE PAYASOS

Otra domingo de lluvia, de malos datos económicos, de porcentajes de lista del paro por las nubes, de recortes y recortes, de estafas y corruptos, de injusticias.....uff, ya cansa, ya estoy un poco harto



              *  La sonrisa fingida, las lágrimas pintadas. Hasta su mirada es una caricatura.

Albert lleva cincuenta y tres años viviendo una mentira.


De joven su corazón latía al ritmo del espectáculo, al son de los aplausos y de los focos de la pista central. Se enamoraba cada noche de cualquier muchacha que ocupara el asiento 3 o 7 de la primera fila. Se echaba a dormir el último y se despertaba el primero. Albert no cejaba en limpiarse el barro día tras día, pueblo tras pueblo, espectáculo tras espectáculo. Y acarreó y tiró del alma envuelto en una sinfonía de trompetas y redobles de tensión.... hasta la noche de un jueves .

      Dicen que fue por culpa de un amor.

A partir de esa noche la sombra de Albert fue más negra. Su cara, sus ojos, necesitaron más y más maquillaje para ocultar sus miedos. El odio y el rencor, sin saber porqué apareció en la vida de Albert.

Miraba cada vez con más frecuencia el fondo de un vaso de whisky. Las malditas cartas del póker y los usureros sin escrúpulos pusieron a Albert en lo más alto de sus listas.

El foco de la pista central ya no iluminaba la estrella de Albert. Aquel foco enseñó a todos que el joven payaso buscaba los rincones oscuros y con olor a tabaco y alcohol .

Marie, un amanecer, mientras paseaba a orillas de un manso río, se topó con los despojos quebrados y rotos de un payaso, de ojos amoratados y rodillas partidas como pago de una deuda que no le eximió de la siguiente.

De su voz ensangrentada, de sus labios hinchados, sólo se le oyó decir:
            - Que siga el espectáculo..!!

      Dicen que fue por culpa de un amor.

Marie lo recogió, le curó las heridas y le limpió el alma. Mientras, Albert sonrió de nuevo, se reflejó en los ojos de aquella mujer de pelo corto y negro y otra vez reclamaba los focos de la pista central. Albert buscó de nuevo sus momentos mágicos en el circo de su vida.

Marie volvió a ser nadie, a pasear sola como llevaba haciendo años. Marie volvió a llorar lágrimas de soledad. Aquella estrella desvanecida que recogió echa una piltrafa un amanecer junto a un río unos meses atrás, recobraba de nuevo la luz y sobre todo la distancia.

Marie se miró al espejo, suspirando, asfixiada. Aquel espejo sensato y verdadero le mostró la tristeza y la soledad, y le enseñó otra vez esa alma negra que tanto le ocupó ocultar al mundo. Marie de nuevo se vio, tal y como realmente era.

Una noche de sábado, Marie le regaló a su querido payaso, una botella de whisky y un asiento en una mesa de póker.

Ya jamás aquel viejo payaso se levantó de allí, a su espalda Marie vive una vida inventada, como la cara de Albert, como los sueños rotos. Sueños de dos despojos que se encontraron a la orilla de un manso río.

       Dicen que la locura de un viejo payaso fue por culpa de un amor.

Yo creo que el espejo, noche tras noche, le mostró a aquél payaso mientras se maquillaba para el espectáculo, su verdadera condición.
 
 
 
 
 
                       * Edward Hopper
 (Nyack, 22 de julio de 1882 - Nueva York, 15 de mayo de 1967) fue un famoso pintor estadounidense, célebre sobre todo por sus retratos de la soledad en la vida estadounidense contemporánea. Se le considera uno de los pintores de la escuela Ashcan, que a través de Arshile Gorky llevó al expresionismo abstracto posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Un saludo queridos y queridas vecinas.....









2 comentarios:

Josillou dijo...

Buena composición para los "Cuentos de un museo"

wiwi73 dijo...

Pues si amigo Pp, me gustó esa mezcolanza de arte y literatura.