Hoy me he levantado con los ojos encendidos, la nariz moqueando como una tubería vieja y estornudando igual que una vespa con el carburador roto. Llevo tres días de “pasmazo”. Además en el llanete el agua se declaró en huelga el jueves pasado y los grifos de mi casa están más secos que el hueso del jamón que tengo desde que me lo regalaron en mi comunión. Maletas, niños al coche y para casa de la abuela. Aprovecho y ayudo a mi madre con su reciente operación de cataratas, y entre estornudo y chorreón de mocos, le endoso una gota de colirio cada dos horas.
Ya estoy en casa de nuevo el domingo, vengo con esa agua maldita que nos vende en tan pésimas condiciones, pero vengo a regañadientes, pues no fío.
Como digo más arriba, hoy me levanto con un nubarrón en los ojos y la nariz, y en la calle, ¡¡joder que soletazo!!
Preparo café y zumo de naranja (rico en vitamina C para el resfriado), en el pastillero nº1: pulsaciones del corazón, inyección, nivelador de tensión y licuador de sangre; en el pastillero nº2: anti-mocos, anti-tos, anti-enfriamiento...
La mesa repleta de cacharros, mejunjes y pócimas, y ni una magdalena o alguna tostada de “panaceite” que ahogue mis penas. Eso si, unas galletas más sosas que un ladrillo al sol, pero dicen que son buenas para el colesterol (seguro que el colesterol, esté donde esté, se estará partiendo de la risa).
―¿Madre que día es hoy?
La pobre con el ojo a la virulé escudriña el calendario y dice:
―12 de Marzo, creo.
Sorbo los mocos y toso como si mis pulmones quisieran salirse por la garganta. Maldito cuerpo este, maldito resfriado de los cojones.
―¿Oye wiwi, por qué el día de ayer lo tienes con una X en negro en el calendario, es que tenías que ir a algún lado?
Ayer fue 11 DE MARZO, llevo tiempo dándole vueltas a la cabeza a esa dichosa fecha.
Hace ocho años el hombre cometió el acto de locura más cruel que yo haya vivido jamás. Hace ocho años una chavala no pudo hacer el examen de literatura sobre la generación del 27 porque se topó con los delirios de cuatro trastocados que envueltos en el dogma de una religión, nación o condición, o lo que sea decidieron matar por la gloria de...
191 muertos, casi 2.000 heridos y millones de personas frustradas y llorando de rabia por la injusticia y catástrofe que aquel día sesgó a España una puñalada por la espalda.
Tontos, a los diez minutos de las explosiones empezamos a ponerle carteles a tan brutal atentado. “Por Alá, por al-qaeda, por ETA, por los yihadistas, por el PP, por el PSOE, por Aznar, por la guerra de Irak, por Bush”. Ilusos, llevamos ocho años escondiéndonos detrás de esos letreros, (“los arboles no nos dejan ver el bosque” o ¿es que no queremos verlo?, o es que no queremos reconocer la simplicidad de esta barbarie).
Parece que esto de la memoria histórica nos la están quitando a base de cañonazos. La historia siempre se repite, cuatro personajes son capaces de trastocar el devenir de la humanidad. Cuatro al final son los responsables del mal y no sé por qué demonios no somos capaces de echarlos de este maldito saco de manzanas en el que estamos metidos (queramos o no, esto está montado así).
Siempre una excusa, siempre un “por esto, o, por aquello”, parapetados en estos carteles, en estos titulares, escurriendo el bulto. Hace ocho años otra vez volvimos a mirar hacia otro lado.
Y la naturaleza es sabia, cruel, pero sabia. Nosotros deambulamos por la tierra, violándola, vejandola, agotándola, nos matamos entre nosotros, creamos guerras innecesarias, nos revolcamos entre las miserias y la corrupción, e hipócritas creemos que todo lo tenemos controlado, es más creemos que todo lo que nos rodea lo tenemos dominado.
Hace un año, antes de las 6 de la mañana, la tierra, la naturaleza...estornudó. Y 16.000 personas murieron de ese resfriado.
¿Y ahora qué? ¿de quien es la culpa?. Otra vez miramos hacia otro lado. Eso pasó a miles de kilómetros de aquí, aunque Lorca una ciudad de Murcia esté a menos 300 kilómetros de mi casa. Y yo además no cojo el tren de cercanías, aunque mi amigo Juanito muriera en el accidente de Spanir en Barajas. Pero no, a mi no me pasará.
Desde mi balcón le rindo un homenaje a esa gente que murió el 11 de marzo, gente normal como yo, que esa mañana iba al trabajo, o a la universidad, o a llevar a los niños a la guardería, o paseaba por una playa en Japón creyendo que a él no le pasaría.
Procuraré curar este resfriado lo antes posible, tomaré la medicina crónica a diario. Se lo debo a esta gente, si, debo vivir un día más y procurar que este mundo sea mejor.
1 comentario:
Como casi todo lo que tiene que ver con aquellos terribles hechos, el asunto viene enturbiado por una maraña de equívocos, medias verdades y mentiras completas que se repiten sin descanso.
Como suele suceder, la maraña de opiniones encontradas e interesadas no contribuyen precisamente a aclarar el tema y la verdad es que todo lo que se repite ad nauseam llega a aburrir.
Los que perdieron son las víctimas y los familiares que siguen recordándolas, sin tener la plena convicción de que, al menos, se ha hecho justicia.
Cuídate el moquillo.
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