jueves, 14 de julio de 2011

CERRADO/ABIERTO POR VACACIONES



     ¿QUÉ TAL VECINOS?

     Entre el bochorno, esta tecnología que me tiene manía y unos días de retiro familiar, las persianas del balcón las he tenido cerradas.

     Escribo bajo la brisa artificial de un aire acondicionado bastante quemando a estas alturas de verano. Por estas fechas me convierto un poco en hombre tortuga y solo saco la cabeza cuando no hay más remedio. Me cobijo al abrigo de los veintitrés grados que este aparatejo ruidoso me ofrece desde lo alto de la pared del salón.
Me he puesto a repasar el "cuaderno de bitácora" de estos últimos días, lugares, fotos, preguntas, reflexiones, bueno no ha estado mal. Me asomo al reclamo de un vecino que me cuenta, otro que me pregunta por donde ando, entonces aprovecho y desde la barandilla de este balcón y cuaderno en mano...

     Una mañana me acerqué cinco minutos a Málaga, junto a unos amigos repasamos y revolcamos teorías  literarias que no nos llevaron a ningún sitio, pero que engrandecieron aún más la palabra LITERATURA. Conocimos a Rafael Ballesteros, autor malagueño de excepcional concepción literaria y de enorme pasión y entrega en su labor de escritor. Previamente leímos de su obra "Los últimos días de Thomás de Quincey", un texto bastante bueno, limpio y muy enriquecedor.

     A las siete de la mañana de un sábado puse rumbo hacía la capital de España, teníamos visitas pendientes.
 Comenzamos visitando las segundas viviendas que unos amigos tienen aquí en España.  La cuadrilla  de         " Piolín y Bug Bunny" se compraron unos chalés en Pinto (aunque todos nosotros le pagamos la hipoteca). Hice de tripas (revueltas) corazón y durante un par de días sólo me dejé llevar por dos pares de ojos llenos de ilusión. La verdad es que esa ilusión y esa inocencia se transmite como un refriado, al final era yo el que pataleaba y me enchiquillaba por otra vuelta más en la montaña rusa del "Correcaminos". Abusivos los recordatorios, fotografías y refrigerios en estos hipermercados temáticos.
No queda otra, haz de cumplir la promesa a un niño, de lo contrario, mal empezamos (pienso).

La visita a la capital estuvo llena de todo. Me planté en el Km. 0, justo en aquella plaza del sol, a unos setenta metros de profundidad, hace un tiempo, dejé mi firma. Mi sudor, mis añoranzas, parte de mi, yace en lo profundo de un pozo a escasos metros de donde hoy se concentran unos de revolucionarios indignados gritando al cielo. Imagino y sueño que aquellas gotas de sudor, incluso alguna de sangre que vertí en esas galerías, han hecho florecer a estos seres tan vivos, que como yo, en aquellos días, en el centro de España, también grité a viva voz, aunque al final mis gritos por su profundidad, llegaron como susurros a la boca de aquel pozo que se trago algo de mi.
Visité a un peruano dueño de una tasca pequeñita, pero de grandes raciones de amistad que durante un año y medio nos cobijó en su negocio como si fuera nuestra casa. Si, en la calle Aduana, Hugo regenta un bar pequeño como él, pero de lo más grande que tiene Madrid. Al lado de Hugo, en la calle Montera, ya no se alquila carne de princesas, ahora se compra oro y las parejas de los portales ya no son de prostitutas, ahora son de agentes municipales.

Madrid es mucho Madrid.....


Vaya os tengo que dejar, acaba de asomarse a mi balcón un vecino que le gusta mucho el café que hago. Además, seguro que lo que viene a contarme es bastante fuerte pues viene con capa y antifaz y hace tiempo que no lo veo de esta guisa.
Seguro, mañana continuaré con mi "cuaderno de bitácora", ahora disculparme, pues tengo visita y he de preparar  bastante café, fuerte y amargo......

Un saludo y por favor mirad de nuevo la luna, aunque sea la de la fotografía de arriba....

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