jueves, 9 de febrero de 2012

UNA BOFETADA EN TODA LA DEMOCRACIA


Esta tarde mi sufrido corazón ha latido por un instante del revés.

Garzón, inhabilitado 11 años, dice adiós a la carrera judicial



Cada día cuesta más trabajo vivir dentro de la razón. Harto de enseñar, de debatir, de sermonear, harto de infundir a mis hijos responsabilidad, honestidad y sobre todo LIBERTAD.
...Hija mía, aprende, tú debes de ser mejor que yo. Debes de ser mejor persona y cuando seas mayor haz el bien, haz cosas que valgan la pena y por favor vive siempre libre, que nadie medie por ti, que nadie te obligue hacer lo no quieras...

Cómo le digo ahora que todo es mentira. Cómo le digo a mi otro hijo pequeño que deje de leer, que deje de interesarse, que los estudios, el trabajo y el sacrificio no le llevaran a ningún sitio.
  • ¿Papá, por qué te has puesto tan triste?- me ha preguntado mi hija.
  • Porque esta tarde he dejado de creer en la justicia y esa era la única asa donde un demócrata se puede agarrar para creer en la libertad – mi hija me miraba sin comprender nada de lo que le decía.

La ley ya no es ciega. No es justa. La ley para todos es una falacia que unos manejan a su antojo y como el humano es de genero tonto, pues no aprendemos, pensamos o creemos que a nosotros no nos va ha pasar, que nosotros somos más listos y estamos por encima de todo y lo que pase a nuestro alrededor no nos afecta, pero no aprendemos.
Esta sentencia en la que el malo gana y el bueno pierde no hace otra cosa que dar una bofetada a la libertad, damos tres pasos atrás y no para tomar impulso, más bien para meternos otra vez en una cueva de la que salimos no hace mucho. Pero como digo, no aprendemos de nuestros errores. Le damos valor a la mentira, a la corrupción, nuestros héroes son; “ ese cabrón que ha estafado tantos millones, que par de cojones”, vale más un par de tetas de silicona que unos versos de Machado o Neruda, admiramos al que se pasa la veinticuatro horas del día en la barra del bar gritando y dando lecciones de como se hacen las cosas, ese si que sabe, que grande, menudo fiera, aunque no vea nunca a sus hijos y, a su mujer, de vez en cuando solamente, le recuerda a gritos y puñetazos que ella no es nadie, que no es nada.

Cómo le enseño a mis hijos palabras como: Valores, Respeto, Lealtad, Democracia, LIBERTAD cuando nosotros, adultos, preparados y responsables, somos capaces de volver a darle aliento al miedo y la locura y con estas acciones nuestros pequeños tiene que vivir y criarse.

Como he leído, como he aprendido, y como tengo memoria, no tardará mucho en llegar el día que me callen la boca de otra bofetada, porque la de esta tarde ya me la he tragado entera.

Un saludo queridos vecinos, hoy a este balcón le llegan menos rayos de sol.

1 comentario:

Josillou dijo...

Se veía venir, porque en el fondo no solo se juzgaba a Garzón en este primer proceso, el de las escuchas a los abogados del caso Gürtel, se refiere al secreto de las comunicaciones, un asunto que aparece cíclicamente en el debate político y jurídico en España.

Los acusadores le han llamado a Garzón de todo en el juicio, por haber puesto los medios para conocer hasta el último detalle de las conversaciones entre los abogados de Gürtel y sus defendidos. Lo presentaron como impulsor de prácticas propias de regímenes totalitarios.

Los abogados escuchados y ahora acusadores contra Garzón le dijeron que había querido convertirse en una suerte de Gran Hermano que todo lo oye, en la encarnación del Estado policial, en auspiciador de la razón de Estado. Garzón recibía esos reproches como mazazos, justamente por estar dirigidos contra quien, en casos como el de los GAL o la extradición de Pinochet, quiso alzarse como defensor por excelencia de los derechos humanos.

Los letrados buscaron, en suma, convertir a Garzón en una caricatura de su imagen. Le colocaron el estigma de transgresor.

Y los magistrados, pues de narices, contentos de que le presentaran en bandeja la cabeza de un elemento tan odiado.

Lo de la justicia es más que un cachondeo, y en eso le doy la razón a Pacheco, hoy ausente de la escena política.